Una hoja otoñal repiqueteaba contra la ventana,
una y otra vez en busca de abrigo.
Juan no podía evitar verla y hacerla entrar.
Al abrir la ventana y cruzar el umbral de la casa,
la hoja había "desaparecido",
el verano había llegado.
El invierno despertó, y con él, el otoño siguiente.
Juan se asomó a la ventana,
y vio como la "misma" hoja otoñal,
bailaba en el viento y le saludaba por la ventana.